El aire atmosférico contiene en su origen impurezas como polvo, diversas formas de hidrocarburos y agua en forma de humedad que, una vez aspiradas por el compresor, se comprimen y suministran a la línea junto con las posibles partículas de aceite. Estos agentes contaminantes, que interactúan entre sí, generan emulsiones abrasivas y corrosivas que pueden:
- Dañar las líneas de distribución, aumentando el riesgo de fugas
- Reducir la eficiencia y la vida útil de los dispositivos neumáticos
- Deteriorar el producto final
- Limitar la fiabilidad del proceso de producción y todos sus componentes
En cualquier red de distribución de aire es vital instalar uno o más filtros para mejorar la calidad del aire comprimido y proteger, a la vez, el secador de aire.